TOLEDO, 13 Mar.
Los detectores que la Red de Bólidos y Meteoros del Suroeste de Europa (Red SWEMN) que trabaja en el Complejo Astronómico de La Hita (Toledo) grabó a las 2.24 de la noche (hora local peninsular) del 12 de marzo, una refulgente bola de fuego, una roca que procedía de un asteroide, que sobrevoló Madrid y Segovia.
Estos detectores trabajan en el marco del Proyecto SMART, que se regula desde el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) con el propósito de controlar de manera continua el cielo para registrar y estudiar el encontronazo contra la atmósfera terrestre de rocas que proceden de diferentes elementos del Sistema Del sol.
Asimismo la grabaron los detectores que este emprendimiento de investigación tiene instalados en los observatorios de Calar Alto, Sierra Nevada, Sevilla, La Sagra (Granada), Huelva, Breda (Tarragona) y Sant Celoni (Girona).
Esta bola de fuego fué analizada por el estudioso responsable del Proyecto SMART, el astrofísico José María Madiedo del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), informó el Complejo toledano en un aviso.
Según los desenlaces de este análisis, el fenómeno se causó al ingresar en la atmósfera terrestre una roca a una agilidad de unos 53.000 km por hora. Estas rocas que se cruzan con la órbita de la Tierra reciben el nombre de "meteoroides".
El brusco rozamiento de la roca con la atmósfera a esta colosal agilidad logró que la roca (el meteoroide) se volviera incandescente, generándose de esta forma una bola de fuego que se inició a una altitud de unos 74 km sobre la ciudad de Pedrezuela (Red social de Madrid). Desde allí avanzó en dirección nordoeste y se extinguió a una altitud de unos 33 km sobre la ciudad de Navalilla (Segovia). No obstante, la enorme iluminación que alcanzó este bólido logró que pudiese verse desde mucho más de 700 km de distancia de esos sitios.
Durante su trayectoria la bola de fuego mostró múltiples detonaciones que provocaron incrementos súbitos de su iluminación y que se debieron a distintas roturas bruscas de la roca. La distancia total que recorrió en la atmósfera la bola de fuego antes de extinguirse fue de unos 77 km La roca quedó completamente destruida en la atmósfera. Debido a esto, ningún fragmento logró llegar al suelo.