En un reciente pronunciamiento, la Asociación Nacional para la Protección y el Bienestar de los Animales (ANPBA) ha arremetido contra Gonzalo Santonja, el actual consejero de Cultura, Turismo y Deportes, por su defensa del controvertido evento conocido como el 'Toro de Fuego' en Medinaceli. La organización ha calificado su argumento, basado en la noción de 'tradición', como 'raído' y poco convincente, insistiendo en que es hora de considerar cómo ha cambiado la percepción de la tauromaquia en la sociedad española contemporánea.
En el escrito dirigido al consejero, ANPBA subrayó lo que considera un 'avance ético y moral' en la sociedad del siglo XXI, argumentando que los valores actuales son radicalmente diferentes a los de épocas pasadas. Esta afirmación hace eco de la transformación cultural que ha vivido España y cómo esto debería manifestarse en la forma en que se celebran ciertas festividades.
Recordó también cómo en el pasado la brutalidad con la que se trataban a los toros era escandalosa; los toros eran asesinados a cuchilladas durante las corridas mientras el sol se ocultaba. A menudo, el público bajaba a la arena armado con navajas, infligiendo un sufrimiento inhumano a los animales, que previamente habían sido incapacitados para defenderse al cortárseles los tendones de las patas con medialunas.
A la crítica de ANPBA se suma el recuerdo de espectáculos históricos notorios, donde animales como perros, tigres e incluso elefantes eran lanzados a la arena para pelear contra toros. Además, mencionaron que hasta la introducción de petos en el primer tercio del siglo XX, los caballos de picar sufrían graves heridas, siendo frecuentemente cornados y destripados en plena plaza, una práctica que hoy en día parece inimaginable.
La brutalidad no se limitaba solo a las corridas. En el siglo XX, el colectivo recordó macabras exhibiciones donde vacas eran atadas a cohetes que se encendían, causando un sufrimiento inmenso, o se les colocaban banderillas de fuego que explotaban en su piel, inundando el ambiente con el espantoso olor a carne quemada. Este tipo de espectáculos, aunque horripilantes, formaron parte de una tradición que hoy la sociedad rechaza de manera abrumadora.
En la actualidad, ANPBA argumenta que resulta absurdo aferrarse a costumbres obsoletas. Nadie utiliza tartanas como medio de transporte, ni opina que sea aceptable visitar a un dentista sin los cuidados modernos, ni se ilumina con velas. Esto lleva a la organización a cuestionar la validez de mantener el 'Toro de Fuego' bajo el mismo antiguo argumento de 'tradición'.
El colectivo enfatiza que, de querer perpetuar este tipo de 'festejos', sus defensores deberían también aceptar regresar a prácticas arcaicas que, afortunadamente, han quedado en el pasado. ANPBA sentencia que no hay justificación razonable para continuar con una celebración que tan claramente contradice los valores y derechos que la sociedad ha empezado a abrazar, especialmente dado que la legislación vigente reconoce a los animales como seres “dotados de sensibilidad” tanto física como psíquica.
Por último, la ANPBA se remite a una decisión del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que en su sentencia 401/2018 expone que la mera existencia de una tradición no puede ser un argumento válido para justificar la continuidad de prácticas que son ahora vistas con rechazo por la sensibilidad social actual. La organización concluye que aceptar ciertas costumbres del pasado, que hoy resultarían incomprensibles, ya no tiene cabida dentro de los valores humanos contemporáneos.
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