• miércoles 29 de marzo del 2023

Argüello despide al Papa Benedicto XVI y agradece su historia "entregada" a la Iglesia en una homilía en Valladolid

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VALLADOLID, 7 Ene.

El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha despedido este sábado a Joseph Ratzinger (Papa Benedicto XVI) y ha complacido su vida "entregada" a la Iglesia en distintas ministerios en una homilía conmemorada en la Catedral de la ciudad más importante valisoletana.

   Esta homilía ha contado con la presencia del presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, el arzobispo emérito de la Diócesis, el cardenal Ricardo Blázquez, y Francisco Javier Acero (Valladolid, 1973), nombrado el pasado 15 de septiembre por el papa Francisco obispo socorrer de la Arquidiócesis Primada de Méjico.

   En este marco, Argüello ha complacido el servicio de Ratzinger en distintos ministerios al servicio de la Iglesia "incluyendo el de ser el pastor supremo del rebaño de Cristo, siervo de los siervos de Dios".

   Del mismo modo, ha pedido a los ayudantes rezar por su entrada en el Reino de los Cielos y ha recordado las tres encíclicas publicadas por el Papa a lo largo de su pontificado: 'Deus caritas est' (2006), 'Spe salvi' (2007) y 'Caritas in veritate' (2009).

   En este marco, el prelado ha señalado que la oración "agradecida y implorante de la clemencia de Dios" reúne como pueblo beato que "se conoce afirmado en la fe, alentado en la promesa y encabezado en la caridad por Pedro y sus sucesores".

   Por esta razón, este sábado se ha festejado el "secreto pascual de Jesucristo por uno, Benedicto XVI, que ha sostenido la marcha de la Iglesia, siendo ahora papa emérito, con su historia de oración".

   "Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su enorme clemencia, a través de la resurrección de Jesucristo de entre los fallecidos, nos ha regenerado para una promesa viva", ha apostillado Luis Argüello.

   De esta forma, el arzobispo de Valladolid ha asegurado que Joseph Ratzinger ha vivido esta experiencia de abandono en los distintos pasos de su historia de contestación a la llamada del Señor y "de forma singular en esta última década, desde su renuncia a la sede de Pedro".

   No obstante, este suceso "asimismo ha llamado la atención sobre la situación espiritual" de todo el mundo que, "como el barro, se atreve a decir al alfarero: no me hizo, y añadir, ahora como vasija, este, el alfarero, no comprende nada".

   Por ello, Argüello ha recordado que en el instante de la desaparición de Jesús el velo del templo se rasgó en 2, de arriba abajo, tal es así que se inaugura de esta manera un nuevo templo, el cuerpo marcado y resucitado de Cristo "que facilita llevar a cabo el culto verdadero y nos introduce en la verdad del acercamiento, de la unión del hombre con el Dios vivo".

   Sin embargo, el Señor "se nos ha adelantado y ha abierto el sendero que nosotros no podíamos abrir pues no teníamos la fuerza bastante para crear un puente hacia Dios". "Él mismo se realizó puente y en este momento hablamos de que nosotros nos dejemos integrar y editar en ese ser para el resto", ha continuado.

   En esta línea, el arzobispo de la ciudad más importante del Pisuerga ha insistido en que este es el "fundamento de nuestra vida", ya que "no se empieza a ser católico por una resolución ética o una enorme iniciativa, sino más bien por el acercamiento con un hecho, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con esto, una orientación definitiva".

   El prelado asimismo ha señalado que este acercamiento lo experimentaron la mayor parte de la gente "en sombras y en signos, peregrinando hacia el acercamiento con el Rostro que ilumine y convierta nuestra vida para toda la vida".

   En este sentido, el arzobispo ha señalado que el catecúmeno o sus progenitores y padrinos tienen la posibilidad de contestar: La Gracia, la incorporación a la Iglesia, la Vida eterna.

   En relación con la felicidad y, de este modo, abrir un coloquio entre independencia y felicidad, entre razón y fe, Luis Argüello ha subrayado que es "urgente" recobrar el "carácter lumínico propio de la fe, ya que en el momento en que su llama se apaga, todas y cada una de las otras luces terminan languideciendo".

   Y es que la característica caracteristica de la luz de la fe es la aptitud de alumbrar toda la presencia del hombre, ha incidido, por el hecho de que una luz "tan fuerte no puede proceder de nosotros, debe de venir de una fuente mucho más escencial, debe venir, al fin y al cabo, de Dios".

   Esto dado a que la fe "nace del acercamiento con el Dios vivo, que nos llama y nos revela su amor, un amor que nos antecede y en el que nos tenemos la posibilidad de respaldar para estar seguros y crear la vida".

   Asimismo, el prelado ha recalcado que la fe, "que se recibe de Dios como don sobrehumano, se muestra como luz en el camino, que orienta el sendero en el tiempo".

  El segundo coloquio se ha basado en torno a la entrada en la Iglesia, mientras en relación esta es "un pueblo entre los pueblos", ya que la 'mística' del Sacramento "tiene un carácter popular", pues en la comunión sacramental la persona "queda unida al Señor como todos los otros que comulgan".

   "La Iglesia es la familia de Dios en el planeta. En esta familia no debe existir absolutamente nadie que padezca por carecer de lo preciso", ha sentenciado el arzobispo, Luis Argüello, para después añadir que, al tiempo, la 'caritas-agapé' "sobrepasa los confines de la Iglesia, ya que la parábola del buen Samaritano todavía es el método de accionar y exhibe la universalidad del amor que se dirige hacia el necesitado quienquiera que sea".

   El tercer coloquio pronunciado por el sacerdote intentó la cuestión de la vida eterna, en relación a la que ha señalado que este horizonte, adelantado en el sacramento, "ubica a todos en un fecundo diálogo entre historia y vida eterna. Un diálogo atravesado y puesto a prueba por la verdad de la desaparición".

   Así, por una parte, Argüello ha asegurado que absolutamente nadie desea fallecer, ya que "los que nos adoran, más que nada, no desean que muramos, pero por otra parte, no obstante, tampoco la multitud quiere continuar estando ilimitadamente, y tampoco la tierra fué construída con esta visión".

   Entonces, "¿qué es verdaderamente lo que deseamos?", se ha preguntado, cuestión que configura "una paradoja de nuestra actitud y provoca una pregunta mucho más profunda: ¿qué es verdaderamente la 'vida'? Y ¿qué es lo que significa realmente la eternidad?".

   "En el fondo deseamos solo una cosa, la vida bienaventurada, la vida que sencillamente es vida, sencillamente felicidad", ha confesado el prelado, para después apuntar que el Evangelio no es únicamente una comunicación de cosas que se tienen la posibilidad de comprender, sino más bien una comunicación "que comporta hechos y cambia la vida".

   Por último, el arzobispo de la ciudad más importante pucelana indicó que quien tiene promesa "vive de otra forma", ya que se le dió "una vida novedosa" y la auténtica y enorme promesa del hombre "que resiste pese a todas y cada una de las decepciones, solo puede ser Dios, el Dios que nos ha amado y que nos prosigue amando hasta el radical, hasta el total cumplimiento".

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