• domingo 2 de abril del 2023

Audiencia de Valladolid eleva de seis meses de prisión a 4 años la pena al culpado por zarandear a su bebé

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El progenitor asiste en este momento al Tribunal Supremo

VALLADOLID, 6 Ene.

La Audiencia de Valladolid ha alto hasta los 4 años de prisión la pena inicial de seis meses recaída sobre el hombre que fue acusado de zarandear a su bebé de tres meses en el mes de junio de 2020 y ocasionarle diferentes lesiones, entre ellas rutas hemorragias en las retinas de los dos ojos.

La resolución de la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial cree de esta manera el recurso de la Fiscalía y endurece el fallo previo, de enero del presente año, dictado por el Juzgado de lo Penal número 4, que impuso al acusado seis meses de prisión por un delito de lesiones por imprudencia, un año de alejamiento y la pérdida, a lo largo de tres años, de la patria potestad.

En la novedosa sentencia de la Audiencia valisoletana, recurrida en este momento frente al Tribunal Supremo, la salón considera a D.V.S. creador de un delito de lesiones dolosas, con la agravante de vínculo, y eleva a 4 años de prisión la pena privativa de independencia, adjuntado con la retirada de la patria potestad de la pequeña a lo largo de cinco años y la prohibición de aproximarse y hacer llegar con ella por idéntico intérvalo de tiempo de tiempo, según detallaron a Europa Press fuentes jurídicas.

En la sentencia de primera instancia dictada por el juez de Penal 4 se brindaron por probados los hechos pero se estimó que el padre había perdido los nervios en el momento en que zarandeó a la pequeña, algo que no era "frecuente" ni se realizó "con mala intención".

Durante el juicio, D.V.S. se declaró inocente, adujo que el episodio "accidental" en un instante en que la pequeña lloraba desconsoladamente, se puso "recia", se resbaló de entre sus brazos y se golpeó en la sien con un remache del coche.

La fiscal del caso, más allá de oír la versión de lo ocurrido, decidió sostener su solicitud global de cinco años de prisión para el procesado al estimar que las lesiones obedecían al llamado "síndrome del niño zarandeo".

La sentencia inicial estimó la compromiso civil que demandaba el fiscal, por la que el acusado debería indemnizar a la víctima con 2.574 euros por las lesiones, al Sacyl con 2.622 por los costos de su asistencia y con una cantidad a saber en el supuesto de que apareciesen consecuencias en la pequeña.

Las alarmas se encendieron el día 18 de junio de 2020 en el momento en que los progenitores de la bebé, por ese momento de tres meses, asistieron a Urgencias del Hospital Clínico Universitario derivados por la médico del Centro de Salud Circular-Vadillos a la que ese día y el previo habían pedido solicitud por una pequeña hemorragia que la pequeña presentaba en su ojo derecho.

Aunque la médico no advirtió nada grave, la "angustia" de los progenitores y su insistencia a fin de que fuera revisada por un oculista llevó a la médico a derivarlas al Clínico Universitario, donde un análisis mucho más profundo de la bebé concluyó con la detención de su progenitor tras revisar allí que no presentaba únicamente una hemorragia superficial y aparente en el ojo derecho sino esa lesión era mucho más profunda y afectaba a la retina de los 2 y, a mayores, tenía diferentes lesiones costales.

Durante el juicio, el acusado explicó que el 17 de junio su mujer se encontraba dormida y la pequeña comenzó a plañir, sin que pudiese aliviarla, con lo que decidió cogerla en brazos y según la levantó la pequeña "se puso recia" y se le cayó de las manos golpeándose en la sien con un remache del coche.

"Vi que no le había pasado nada pero como proseguía llorando desperté a mi mujer, que logró inmediatamente aliviarla al ofrecerle el pecho", señaló el acusado, quien recordó que entonces salió a pasear con sus perros y que entonces su pareja y su madre eligieron llevar a la pequeña al hospital alarmadas por el hecho de que presentaba una pequeña hemorragia en el ojo derecho.

Tanto el procesado como su mujer, vecinos de La Cistérniga, han coincidido al apuntar que las lesiones costales que entonces se advirtieron a la bebé, ahora en el Clínico Universitario, se lograron generar tres meses antes en el instante del parto, ya que, como de esta manera relató ella, el desarrollo se dilató a lo largo de 35 horas y en las últimas 4 o cinco múltiples personas que la asistían brincaron en un par de ocasiones sobre su tripa para conseguir que expulsase a la pequeña de manera natural.

Por su parte, los pediatras que atendieron a la pequeña en el Clínico Universitario pusieron en lona de juicio que el mecanismo causal de las hemorragias retinianas fuera un golpe con el remache del carro y apuntaron como mucho más creíble al "síndrome del niño zarandeado", episodio que podría haberse producido en el contexto de unos progenitores primerizos con una bebé "colicosa" que por este motivo presentaba "irritabilidad" y en una pandemia que impedía a los progenitores recibir asistencia externa.

De hecho, múltiples policías que interrogaron a la pareja en el Clínico Universitario señalaron que la madre, en su primera declaración, llegó a admitir que su pareja "administraba peor que ella" los lloros de la pequeña y que en alguna ocasión llegó a "balancearla" y "lanzarla" si bien sin soltarla y con la única intención de aliviarla.

El hecho, aparte de la detención del padre, se tradujo asimismo en que ese día la pequeña pasó a tutela de la Junta y quedó ingresada en el Centro de Acogida el Carmen de las Hijas de la Caridad, con un régimen de visitas de 2 horas cada día para la madre y de 2 horas todos los sábados para el acusado. Hoy, la pequeña está tutelada por una abuela.

La fiscal acusó al padre de la pequeña de 2 delitos de lesiones y solicitó 4 años de prisión por uno y uno por otro--en suma cinco años de privación de independencia--, inhabilitación para ejercer la patria postestad por espacio de ocho años y la prohibición de arrimarse o hacer llegar con su pequeña a lo largo de siete años.

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