VALLADOLID, 11 de diciembre. En el desarrollo de las audiencias relacionadas con el caso de David M.L, quien enfrenta serias acusaciones por el brutal asesinato de su pareja, Paloma, y la hija de esta, la pequeña India de solo 8 años, los acusadores no han escatimado en términos despectivos, tildándolo de “monstruo”, “narcisista” y “mentiroso compulsivo”. Estas declaraciones se han dado en el contexto del juicio que se lleva a cabo en la Audiencia de Valladolid, donde el jurado popular, compuesto por siete hombres y dos mujeres, se ha aprestado a escuchar el escalofriante relato de los hechos que sucedieron en la madrugada del 23 de enero de 2023, cuando la vida de ambas fue truncada de forma violenta.
Las alegaciones en contra del señalado asesino se presentaron en una jornada que incluyó la exposición inicial de ambos lados del caso. El acusado, que exhibió un aspecto imperturbable, con el pelo engominado y unas gafas de pasta negra, no demostró ninguna reacción ante las descripciones gráficas y desgarradoras que los acusadores ofrecieron sobre los trágicos eventos. Mientras tanto, el tribunal se adentra en la investigación de un crimen que ha dejado a la comunidad en estado de shock.
Desde el inicio del juicio, el fiscal, en compañía de diversas partes acusadoras —que incluyen a la familia de Paloma, al padre biológico de la pequeña India, y a la Junta de Castilla y León— han concordado sobre la naturaleza de los acontecimientos: ambos crímenes son considerados asesinatos y se ha solicitado una pena de 25 años de cárcel por la muerte de Paloma y una prisión permanente revisable por el asesinato de India. La naturaleza escalofriante de los hechos ha sido inmediatamente reconocida por el fiscal, quien ha señalado que, tras más de tres décadas en su carrera, ha encontrado escasas ocasiones donde los incidentes sean tan horripilantes como en este caso.
El relato del fiscal incluye preguntas cruciales que aún deben ser abordadas: si las víctimas tuvieron la oportunidad de defenderse y si el acusado estaba en plena posesión de sus facultades al momento de los ataques, especialmente dado su consumo de sustancias ilegales. Sin embargo, los acusadores han dejado claro que madre e hija no pudieron prever el brutal desenlace ya que, según sostienen, la relación que mantenían con David les otorgaba un sentimiento de seguridad que fue traicionado de la manera más brutal.
En una reconstrucción de los eventos de esa fatídica noche, el fiscal describe cómo el acusado regresó a su hogar tras una noche de copas, lo que desencadenó un episodio de violencia inusitado. Se argumenta que el juicio establecerá un “puzzle” que revelará las circunstancias y el motivo detrás del trágico desenlace, en donde Paloma fue atacada primero y su hija intentó buscar refugio, recibiendo múltiples lesiones a pesar de sus esfuerzos por pedir ayuda.
Las autopsias realizadas a ambas víctimas evidencian el nivel de violencia utilizada, con Paloma presentando un total de 27 lesiones, de las cuales múltiples fueron clasificadas como potencialmente mortales. El abogado que representa a la familia ha indicado que el infante sucumbió instantáneamente a las cuchilladas, una de las cuales fue en la cabeza, indicando una brutalidad sin parangón que caracteriza este caso como un acto de ensañamiento.
Otra de las líneas argumentativas es que el crimen incluye agravantes de parentesco y ciertas connotaciones de género, con la asociación Clara Campoamor describiendo a David como un individuo que no se contentó con asesinar a Paloma, sino que también lo hizo con India, exhibiendo una forma de dominación que revela una profunda falta de respeto y humanidad hacia las víctimas.
El padre biológico de la niña ha ido aún más lejos al calificar a David de “machista consumado” y “narcisista”, acusándolo de crear una serie de engaños en torno a su vida y de fingir un intento de suicidio después de los crímenes. Esta alegación sostiene que el acusado se provocó heridas superficiales y trató de simular su propia muerte mientras aguardaba la llegada de las autoridades y servicios médicos, en lo que otros defensores han descrito como un intento vergonzoso de teatralizar la escena del crimen.
No obstante, la defensa de David ha argumentado que, a pesar del reconocimiento de su cliente sobre la autoría de los crímenes, se está pidiendo que se consideren los acontecimientos como homicidios, no como asesinatos, y que se tenga en cuenta una posible eximente relacionada con el consumo no intencionado de sustancias. El representante del acusado indicó la carencia de pruebas concretas que sostengan la alegada descomposición mental del cliente, pues no se le realizaron análisis toxicológicos adecuados durante su detención.
A medida que avanza el juicio, se ha previsto que las audiencias reanuden sus actividades con el testimonio de familiares del acusado, mientras que la declaración de David está programada para la última jornada del proceso. La expectativa es alta en torno a cómo se desarrollarán los acontecimientos en un caso que ha captado la atención pública y que ha desnudado algunas de las realidades más difíciles de afrontar en nuestra sociedad contemporánea.
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