VALLADOLID, 15 Nov. — La Guardia Civil de Valladolid ha llevado a cabo la detención de siete individuos, quienes son considerados presuntos responsables de pertenecer a un grupo criminal. Esta agrupación ha estado involucrada en una serie de delitos relacionados con el hurto de cable de cobre, que pertenece a la red de telefonía, así como en daños continuados en las localidades de Peñaflor de Hornija, Castromonte y Olmos de Esgueva.
Los robos han causado "cuantiosos perjuicios económicos" a la empresa de telecomunicaciones afectada, que se estiman en más de 100.000 euros. Sin embargo, el valor total de los daños a la infraestructura telefónica aún está en proceso de evaluación, dado que se han sustraído alrededor de 19.380 kilos del metal, correspondiente a 10.850 metros de cable aéreo, de acuerdo con lo informado por fuentes de la Subdelegación del Gobierno.
La pesquisa inició tras recibir múltiples denuncias de la compañía telefónica sobre el robo del cableado aéreo, ocurrido entre el 24 de octubre y el 11 de noviembre de 2024. Estos reportes impulsaron a los investigadores de la Guardia Civil a iniciar acciones encaminadas a identificar y apresar a los supuestos delincuentes involucrados en estos actos delictivos.
Las indagaciones realizadas en las localidades afectadas, apoyadas por la colaboración de algunos vecinos, revelaron información "relevante". Los testimonios indicaban que ya durante las noches en las que ocurrieron los robos, varios automóviles se movían de manera "sospechosa" a lo largo de las carreteras que conducen a las comunidades perjudicadas.
Los testigos, además, facilitaron información crucial al proporcionar las matrículas de los vehículos observados, lo cual resultó ser un elemento fundamental para el avance de la investigación.
A partir de la información recolectada sobre los vehículos sospechosos y tras realizar las primeras pesquisas y el intercambio de datos con otras unidades policiales, se logró vincular a los vehículos con un grupo de personas originarias de un asentamiento en Córdoba. Se sospecha que estos individuos forman parte de una organización criminal dedicada al robo de cobre.
A medida que avanzaba la investigación, se logró evidenciar que los miembros del grupo criminal se trasladaron en diversas ocasiones a la provincia de Valladolid entre octubre y noviembre de este año, participando así en cinco hurtos de cable de cobre de telecomunicaciones en la región.
Gracias al meticuloso trabajo de los agentes de la Guardia Civil, se estableció un dispositivo de vigilancia sobre los individuos identificados. Esto permitió que, en la tarde-noche del 10 de noviembre, los investigadores detectaran a los sospechosos trasladándose en varios vehículos hacia la provincia de Valladolid.
En particular, los implicados se dirigieron a Peñaflor de Hornija, un área donde ya habían ejecutado con anterioridad dos robos de cable de cobre. La vigilancia de los agentes fue fundamental para seguir de cerca los movimientos de los sospechosos y anticipar posibles nuevas actividades delictivas.
Más adelante, en las primeras horas de la madrugada, los agentes observaron dos de los vehículos en vigilancia dirigiéndose hacia la autovía A-62 de Valladolid. Fueron interceptados en Zaratán, donde se identificó a los siete ocupantes, quienes portaban ropa oscura y mostraban evidentes signos de haber estado en el campo, estando manchados de barro y mojados.
Al revisar los vehículos detenidos, se encontró en uno de ellos una carga que consistía en mangueras de cobre cortadas en tramos de entre 2 y 3 metros, así como una escalera telescópica de aluminio, aparatos que se presume utilizaron para acceder y cortar el cableado aéreo de telecomunicaciones. También se hallaron en el lugar ropa de abrigo oscura, guantes, linternas frontales y herramientas específicas para el corte del cable.
Los sospechosos, provenientes de asentamientos en la periferia de Córdoba, utilizaban vehículos de gran capacidad, registrados a nombre de terceros, con el fin de eludir su identificación.
Por la noche, los miembros del grupo criminal dividían sus funciones; varios de ellos descendían de los vehículos en la zona elegida, llevando consigo una escalera telescópica para ascender a los postes de madera y acceder al cable suspendido. Estos individuos cortaban el cable para que cayera al suelo, mientras que otros permanecían en vigilancia, conducían por las cercanías para detectar posibles patrullas policiales.
Los robos se ejecutaban en áreas donde las líneas de telecomunicaciones atravesaban terrenos agrícolas o zonas boscosas, lo que les facilitaba ocultarse durante la operación delictiva. Cuando se daban las condiciones de seguridad necesarias, los delincuentes trasladaban las furgonetas hasta el mutuo de corte y cargaban el cable sustraído.
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