LEÓN, 8 Feb.
El directivo general de la compañía minera Hullera Vasco Leonesa (HVL) en el instante del incidente que costó la vida a seis trabajadores en el Pozo Emilio de Llombera de Gordón (León) en el año 2013, Mario Calvo, ha asegurado el día de hoy, en la tercera día del juicio, que el siniestro fue "ineludible y también impredecible" y que no se podría haber eludido "de ningún modo".
Calvo, que ha proclamado frente a la titular del Juzgado de lo Penal número 2 de León en calidad de acusado, ha asegurado que, además de esto, esa es la conclusión asimismo del informe del perito judicial y que "la única forma" de eludir el incidente podría haber sido "cerrar la mina", si bien ha defendido que, más allá de que tenía que ver con una mina de nivel 3, "muy grisuosa", la seguridad venía avalada por la autoridad minera.
"La autoridad minera no mencionó que hubiese peligros de seguridad ni que hubiese que llevar a cabo cambio de categoría de la mina", ha señalado el directivo general de la compañía a cuestiones del fiscal, al unísono que se ha reafirmado en que la Disposición Interna de Seguridad (DIS) "se respetó" y "se cumplía", algo que "afirmaron todos y cada uno de los órganos de control". "Absolutamente nadie advirtió de que había algo que no se se encontraba cumpliendo. Esa DIS se cumplía", a aseverado.
Además de esto, preguntado sobre los sistemas de ventilación, explicó que el emprendimiento género de explotación para el Pozo Emilio, elaborado en el año 1999, asimismo fue aprobado por la autoridad minera, que aun visitó las instalaciones, para garantizar que "todo se encontraba apropiadamente hecho y aprobado". Con unos escenarios de metano en el pozo de entre el 1,5 y el 2 por ciento, "no ocurría nada extraño o fuera de lo común", ha puntualizado el acusado.
Calvo asimismo hizo alusión a las actas del Departamento de Seguridad de la Hullera Vasco Leonesa, que formaban los directivos y representantes de los trabajadores, y donde se realiza el Plan de Prevención, que no recopila "en lo más mínimo" ninguna "observación de errores de seguridad", al unísono que ha asegurado que en los años precedentes al incidente mortal la siniestralidad había "evolucionado favorablemente" en esta explotación minera.
De igual forma, indicó que los trabajadores tiene autorespiradores que, frente a una fuga de gas, deja "respirar en actividad" a lo largo de treinta minutos "en atmósfera no respirable" y hasta cien minutos "sentado" para, por poner un ejemplo, "aguardar un salve", aparte de tener asimismo metanómetros para la medición de gases.
Por otra parte, José Solís, que ejercitaba en el instante del incidente de directivo facultativo de la mina, ha insistido asimismo en que las trabajos que se estaban haciendo en la explotación "se ajustaban" al emprendimiento tipo que se encontraba "aprobado". "Lo pone en el archivo que la autoridad minera emite tras el incidente", ha señalado.
De ahí que, ha asegurado que, sin que hubiese ninguna "objeción", le resulta "sorprendente" que se logre entrever algún género de fallo en la seguridad, si bien asimismo ha reconocido que desde el año 2009 se había estrechado la supervisión, más allá de que la autoridad minera seguía diciendo que "se encontraba todo preciso" y que no se habían detectado antes aumentos relevantes en los escenarios de grisú en la mina.
A lo largo de su declaración, Solís, ingeniero jefe de interior del Pozo Emilio del Valle, ha ahondado desde un criterio técnico en las peculiaridades de la explotación minera y en el avance frecuente de los trabajos de extracción de carbón adjuntado con todas y cada una de las cuestiones de inseguridad, en una comparecencia donde ha recibido contestar las cuestiones de todas y cada una de las partes, donde ha rechazado, a cuestiones de la acusación, que hubiese miedo entre los trabajadores a un incidente como el que ocurrió.