El Reino de León fue uno de los reinos más importantes de la Península Ibérica durante la Edad Media, siendo fundado en el año 910 por el rey García I. Surgió como consecuencia de la desintegración del Reino de Asturias, y su territorio abarcaba gran parte del noroeste de la península, llegando a extenderse hasta el suroeste de la actual provincia de Salamanca.
Uno de los momentos clave en la historia del Reino de León fue durante el reinado de Alfonso VI, quien fue Rey de León y Castilla entre los años 1065 y 1109. Durante su reinado, Alfonso VI llevó a cabo importantes conquistas territoriales, incorporando a su reino ciudades como Toledo y Madrid. Su política expansionista provocó tensiones con otros reinos peninsulares y con los reinos musulmanes que aun ocupaban la península.
La división del Reino de León se produjo a raíz de la muerte de Alfonso VII en el año 1157. En su testamento, el monarca dividió sus posesiones entre sus hijos, creando así tres reinos independientes: León, Castilla y Galicia. Esta división supuso el comienzo de un periodo de conflictos y rivalidades entre los distintos reinos herederos.
Tras la división del Reino de León, el territorio leonés quedó reducido sustancialmente, perdiendo gran parte de sus posesiones iniciales. A lo largo de la Baja Edad Media, el Reino de León sufrió numerosas crisis internas y externas, siendo objeto de continuas disputas con los reinos vecinos y con la nobleza local.
El Reino de León llegó a su fin en el año 1230, cuando Fernando III de Castilla, también conocido como Fernando III el Santo, conquistó la ciudad de León y la incorporó a sus dominios. A partir de este momento, el territorio leonés quedó definitivamente integrado en el Reino de Castilla, poniendo fin a la existencia del que había sido uno de los reinos más importantes de la Península Ibérica.
A pesar de su desaparición como entidad política independiente, el Reino de León dejó un importante legado cultural y artístico en la región. Prueba de ello son los numerosos monumentos históricos que se conservan en la actualidad en ciudades como León, Zamora o Salamanca, que reflejan la riqueza y el esplendor de esta antigua entidad política.