El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ha afirmado que la solución definitiva para el viaducto del Arco de Ladrillo debe ser un túnel soterrado tanto para vehículos como para trenes.

Las restricciones en el viaducto han comenzado con el cierre del carril derecho en sentido salida de la ciudad, como parte de una obra de emergencia decidida por el Ayuntamiento de Valladolid.

Operarios de la empresa Imesapi están colocando vallas para limitar la circulación a un solo carril en sentido salida de la ciudad.

Un informe técnico ha demostrado que las defensas del viaducto están obsoletas y representan un riesgo real de colapso en caso de impacto de un vehículo.

El alcalde ha destacado la necesidad de actuar de manera urgente para garantizar la seguridad del viaducto, independientemente de futuras decisiones sobre su infraestructura.

Carnero ha subrayado que la solución definitiva debe ser un túnel soterrado para vehículos y trenes, para garantizar la seguridad y circulación en una vía esencial de la ciudad.

El regidor ha expresado su deseo de que las restricciones en el viaducto se mantengan por el menor tiempo posible, ya que representarán un trastorno importante para los habitantes de Valladolid.

Las obras tendrán un coste de aproximadamente 2 millones de euros y una duración prevista de once meses, con restricciones de tráfico y reducción de la velocidad máxima a 30 kilómetros por hora.

Está previsto que las obras culminen en abril de 2025, tras la demolición, refuerzo y reparación de la estructura en sentido de entrada y salida.

El concejal de Tráfico y Movilidad ha defendido que las restricciones son necesarias para evitar el cierre total del viaducto, que afectaría gravemente a la movilidad de la ciudad.

Se sugiere a los conductores optar por rutas alternativas mientras duren las obras, ya que las vías cercanas también presentan limitaciones al tráfico debido a otras obras en ejecución.