VALLADOLID, 21 de agosto. En un reciente análisis publicado por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), se ha revelado la alarmante presencia de hasta 108 especies de flora y 20 de fauna no autóctona en la cuenca del río Duero. Este informe pone de manifiesto el avance de especies alóctonas y exóticas invasoras que podrían alterar significativamente el ecosistema de la región.
La enérgica investigación incluyó la evaluación de más de 320 ubicaciones tanto en ríos como en embalses. Con la colaboración de varias administraciones regionales y programas especializados, se llevó a cabo un meticuloso proceso de recopilación y análisis de la información sobre estas especies no nativas.
Se realizó un muestreo en 130 ríos y arroyos, así como en 15 embalses y otras áreas de agua con lento flujo, debido a la existencia de obstáculos. Los datos abarcaron las subcuencas de varios ríos, como el Adaja, Águeda, y el propio Duero y sus afluentes menores, según señala la Confederación en un comunicado oficial.
El estudio destaca que se halló al menos una especie exótica de fauna en un preocupante 56,7% de los tramos examinados. Entre las especies más comunes se encuentran dos tipos de cangrejos americanos: el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus) y el cangrejo rojo (Procambarus clarkii), así como el visón americano (Neovison vison) y la almeja asiática (Corbicula fluminea).
El cangrejo señal, importado desde Canadá y Estados Unidos, fue introducido por la Junta para hacer frente a la disminución de las poblaciones nativas. Su proliferación ha sido notable en provincias como Ávila y Segovia, y su impacto negativo sobre la náyade de río (Margaritifera margaritifera), un molusco en peligro de extinción, es motivo de gran preocupación.
Por otro lado, el cangrejo rojo, también proveniente de América del Norte, es un depredador voraz que afecta tanto cultivos como el ecosistema en general, al competir con especies nativas por recursos limitados. Su capacidad destructiva en ambientes acuáticos se ha convertido en un desafío para la conservación.
El visón americano, un pequeño mamífero adaptable que llegó a la región por la industria de la piel, se ha expandido por los ríos principales, poniendo en riesgo a especies autóctonas como el desmán ibérico (Galemys pyrenaicus), igualmente en peligro de extinción.
La almeja asiática ha hecho su aparición, especialmente en el río Duero y sus afluentes, donde ha alcanzado niveles poblacionales tan altos que está desplazando a moluscos nativos en el ecosistema.
El informe también señala que la diversidad de especies exóticas es más elevada en los principales cauces de la cuenca, que funcionan como corredores para la dispersión de estas especies invasoras, a menudo facilitadas por actividades humanas que perturban el equilibrio natural.
Las investigaciones corroboran que diversas especies de peces exóticas han sido introducidas principalmente a través de prácticas de pesca y gestión del agua. Entre estas, al menos diez especies están catalogadas como invasoras a nivel nacional, mientras que otras, aunque no figuran en dicho catálogo, son reconocidas como alóctonas en la cuenca del Duero.
Las intervenciones humanas han sido cruciales en la introducción de muchas de estas especies en el hábitat acuático, en ocasiones con la intención de mejorar la pesca local.
En cuanto a la flora, se han identificado al menos 108 especies invasoras. Algunas de las más comunes incluyen Ailanthus altissima y Azolla sp., que se encuentran en diversas localizaciones de la cuenca, competiendo con las especies autóctonas y afectando potencialmente la agricultura local al ocupar nichos ecológicos.
La Conyza canadensis, una planta que puede escalar hasta 80 cm de altura, se ha adaptado bien a su entorno, mientras que la Medicago sativa, originaria de Asia Central y Turquía, se halla en múltiples ríos de la región. La Isatis tinctoria, también introducida, amenaza con desplazar a otras especies al formar densas colonias en áreas ribereñas.
El CHD ha subrayado la propagación de la mimosa (Acacia dealbata) en numerosas áreas, donde ha comenzado a reemplazar la vegetación nativa, especialmente en las zonas afectadas por incendios.
Las áreas de mayor diversidad de flora exótica coinciden notablemente con grandes núcleos de población como Zamora y Valladolid, donde la degradación ambiental es más acentuada, permitiendo que estas especies invadan espacios con mayor eficacia.
Curiosamente, los Arribes del Duero también presentan una notable variedad de especies exóticas, no por la proximidad de localidades grandes, sino por condiciones climáticas particulares que permiten una mayor proliferación. De este modo, la situación demanda atención y medidas efectivas para salvaguardar la biodiversidad local y restaurar los ecosistemas afectados por la invasión de especies foráneas.
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