El Arzobispado de Burgos ha tomado una decisión firme al interponer la demanda de desahucio contra las exreligiosas del convento de La Bretonera en Belorado, quienes decidieron separarse de la Iglesia Católica cuatro meses atrás.

Según el comunicado emitido por el Arzobispado y recogido por Europa Press, la demanda fue presentada el lunes 16 de septiembre con el objetivo de que las "exreligiosas abandonen el monasterio".

La Iglesia de Burgos ha detallado los eventos acontecidos desde que las exmonjas redactaron su Manifiesto Católico y anunciaron su intención de no obedecer a Roma ni acatar las decisiones del arzobispo de Burgos, Mario Iceta.

Después de una investigación canónica y de agotar los recursos que sugerían una reconsideración de su salida de la Iglesia católica, el Arzobispado declaró la excomunión y expulsión de la vida consagrada de las diez hermanas que se habían unido al cisma el pasado 22 de junio.

Las exreligiosas, a partir de ese momento, "carecen de título legal para habitar los inmuebles pertenecientes a los monasterios que ocupaban", según resaltó el comunicado del Arzobispado de Burgos.

La Iglesia ha destacado su prudencia al haber dado un tiempo de espera, durante el cual, al no haber intento de reconsideración por parte de las exreligiosas, los servicios jurídicos han procedido a inerpornar la demanda correspondiente ante el Juzgado de Briviesca.

En ese tiempo de espera, se ha conocido la denegación de la inscripción en el registro del Ministerio del Interior de las asociaciones creadas por las exreligiosas, las cuales pretendían transformar las entidades jurídicas canónicas de los monasterios en asociaciones civiles, algo que resultó jurídicamente inviable.

La Comisión Gestora ha expresado su preocupación por la salud y cuidado de las cinco hermanas mayores que conforman la comunidad monástica, asegurando estar preparada para atender todas las necesidades que precisen en colaboración con la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu y sus familiares.

Por último, la Iglesia de Burgos reiteró su disposición para ayudar en el retorno a la comunión eclesial de las exreligiosas, ofreciendo acogerlas con delicadeza y misericordia, tal como la parábola del hijo pródigo.