El presidente de CEOE Castilla y León, Santiago Aparicio, ha mostrado su descontento este viernes hacia el Gobierno de la nación, acusándolo de haber lanzado un "ultimátum" respecto a la reducción de la jornada laboral sin considerar en absoluto las propuestas que le ha presentado la patronal. Aparicio ha dejado claro que no está dispuesto a volver a dialogar con la ministra de Trabajo y vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, asegurando que ya no tienen "nada que decir".

En sus declaraciones, recogidas por Europa Press, Aparicio ha enfatizado que lo único que el Gobierno ha ofrecido ha sido un ultimátum, sin ofrecer ninguna propuesta concreta en la mesa. "Los planteamientos que hicieron no se desgranaron", ha aclarado, lo que ha dejado a los empresarios sin una base clara sobre la cual negociar. El presidente de CEOE Castilla y León ha sentenciado que el tema ha quedado zanjado y que ahora el Gobierno debe actuar según su criterio.

Aparicio ha explicado que durante las negociaciones hubo un momento en el que el Ministerio de Trabajo lanzó un "ultimátum" sin considerar los requerimientos y propuestas que presentó la patronal. "Ni las vieron", ha lamentado, lo que justifica la decisión de CEOE de abandonar el proceso de negociación en un contexto donde una de las partes, el Gobierno, no tenía en cuenta las preocupaciones legítimas de los empresarios.

La decisión de terminar con las negociaciones no fue tomada a la ligera, ha señalado Aparicio, quien ha añadido que existe otro "tema fundamental": la reducción de horarios y jornada laboral ha sido un asunto que tradicionalmente se ha discutido y acordado con los sindicatos a través de convenios colectivos. "Es nuestra competencia y obligación porque somos los representantes de los empresarios y debemos abordar todos los temas de empleo mediante estos convenios", ha recordado.

Sin embargo, ha expresado su preocupación porque en esta ocasión los sindicatos han decidido alinearse con la propuesta del Gobierno, ignorando completamente el proceso de negociación colectiva, que se ha quedado en una posición marginal. Aparicio ha dejado claro que este enfoque no solo perjudica a los empresarios, sino que pone en riesgo un modelo de diálogo social que históricamente ha beneficiado a todas las partes involucradas en el ámbito laboral.