VALLADOLID, 20 de mayo.
La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) anticipa que el clima favorable que han experimentado los cultivos en la presente temporada dará lugar a lo que se podría considerar una cosecha sin precedentes de cereales, con expectativas de producción que superarán los ocho millones de toneladas, según los datos recopilados por la propia organización.
Este pronóstico representa un hito en comparación con los últimos diez años, acercándose a las cifras registradas en la campaña 2019-2020, cuando los agricultores en Castilla y León lograron recolectar 8,55 millones de toneladas. Sin embargo, el contexto actual indica que esta producción se obtendrá de una superficie cultivada algo menor, puesto que en 2019 se sembraron 1,8 millones de hectáreas frente a los 1,7 millones previstos para este año, según indica la organización, que también advierte sobre la caída en los precios de los cereales.
La evaluación realizada por COAG, respaldada por datos provenientes de diversas explotaciones, sugiere que la producción oscilará entre 8,1 y 8,5 millones de toneladas, con un rendimiento medio de 4,7 a 5 toneladas por hectárea en la superficie sembrada, que alcanzará las 1,7 millones de hectáreas.
El buen desempeño de los cultivos se atribuye a las condiciones climáticas favorables que han imperado. La organización subraya que, aunque la cantidad de lluvia no ha sido notablemente superior a la media, sí se ha presentado en los momentos más cruciales para los cultivos. Este hecho ha sido determinante para los rendimientos esperados, que se proyectan un 22% más altos que los del año anterior y casi el doble en comparación con 2023.
Las noticias sobre la recolección no solo se limitan a los cereales de invierno, sino que también abarcan leguminosas y cultivos de colza, que presentan perspectivas igualmente prometedoras. Además, el uso de riego ha sido mínimo, lo cual sugiere un ahorro significativo en costos y trabajo para los agricultores. Las reservas de agua embalsada están también en niveles óptimos, alcanzando el 90% de su capacidad, lo que brinda confianza a los productores.
No obstante, COAG advierte que el aspecto negativo de estas alentadoras proyecciones será el impacto en los precios. A medida que se aproxima la cosecha, se espera que la buena producción a nivel mundial, salvo en algunos sectores de Asia, lleve a una caída en los precios del cereal, cuya evolución se torna incierta.
Actualmente, las cotizaciones en las lonjas de Castilla y León oscilan entre 180 y 190 euros por tonelada de cebada, y de 197 a 210 euros para el trigo. Estas cifras tienden a ser ligeramente más altas en las lonjas de otras regiones, como señala la organización.
Los analistas pronostican que, en el periodo de máxima recolección, que se dará entre julio y agosto, los compradores se enfrentarán al desafío de gestionar grandes volúmenes de productos, lo que podría llevar a una necesidad de almacenamiento adicional. Históricamente, durante este tiempo, los precios podrían experimentar una nueva caída de hasta un 10%, llevando las cotizaciones de cebada bajo los 180 euros y las de trigo por debajo de los 190 euros.
Ante este escenario, COAG estima que los cerealistas en Castilla y León podrían perder cerca de 890 millones de euros, subrayando que el precio necesario para obtener rentabilidad en el cultivo se sitúa en torno a los 300 euros por tonelada. Esta cifra está considerablemente lejos de los precios actuales que enfrentan los agricultores, lo que plantea serias preocupaciones para el futuro de este sector.
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