VALLADOLID, 11 Dic.
La Audiencia de Valladolid ha impuesto una condena global de tres años y medio de prisión a un hombre, cuya identidad responde a las iniciales M.G, por un delito de agresión sexual y otro continuado de abuso sexual sobre dos vecinas de su mismo edificio cometidos en octubre de 2022 y 2019, respectivamente.
La sentencia, dictada 'in voce' por el magistrado que presidía la sala de la Sección Cuarta de lo Penal de la Audiencia Provincial, es ya firme debido a que la misma ha sido pactada entre el fiscal del caso, la defensa y la acusación particular, de forma que el juicio no ha llegado a celebrarse y ha sido sustituido por una vista en la que M.G. ha reconocido su culpa y se ha conformado con la citada pena privativa de libertad.
La condena, recogida por Europa Press, halla responsable al encausado de un delito de agresión sexual sobre una de sus vecinas y de otro de abuso sexual continuado sobre otra, con penas aparejadas en el primer caso de dieciocho meses de cárcel y de dos años en el segundo.
En el relato de hechos se considera probado que la mañana del día 26 de octubre de 2022 una de las dos víctimas, quien acababa de salir de su domicilio en Valladolid capital, se encontró en las inmediaciones con el acusado, que regresaba con un carro de la compra, y este último inició con ella una conversación durante la cual, con ánimo lascivo, se dedicó rozar o dar pequeños toques con el dorso de sus manos en los pechos de la joven.
Instantes después, el acusado logró convencer a la joven para que le acompañara hasta su domicilio con la excusa de entregarle algo. Una vez allí, la rodeó con sus brazos y la agarró con fuerza de los glúteos, al tiempo que intentó besarla en la boca, si bien ella se resistió, le propinó un empujón y se dirigió a la puerta de entrada, donde M.G. volvió a agarrarla con el propósito de besarla.
Un nuevo empujón propició que la joven se quitara de encima a su agresor y pudiera abandonar el piso y salir a la calle para dar cuenta a sus padres de lo sucedido. El padre de la víctima, ante la llamada de auxilio de su hija, impidió la huida del agresor hasta la llegada de la policía.
El segundo de los delitos se produjo tres años antes y tuvo como víctima a otra vecina del mismo inmueble. En este caso, los abusos sexuales continuados se produjeron en el ascensor, donde el ahora condenado coincidió con una joven que acaba de divorciarse y, con un propósito igualmente lascivo, aprovechó para manosear los pechos y los glúteos de la víctima al tiempo que, ante dicha ruptura conyugal, le insinuó que podía contar con él para lo que deseara.
Al parecer, tal conducta se repitió durante casi un mes, a pesar de las reiteradas quejas de la joven y hasta que la madre de ésta tuvo una conversación con el condenado tras la cual M.G. puso fin a su comportamiento delictivo.
La sentencia condenatoria pactada, que ya es firme, incluye las preceptivas medidas de seguridad que le prohíben durante cinco años acercarse a menos de 300 metros y de comunicar con sus víctimas, libertad vigilada por espacio de tres años respecto de cada una de ellas, inhabilitación durante siete años para cualquier profesión u oficio que implique contacto con menores de edad y la obligación de participar en un programa formativo de educación sexual.
Ni el fiscal ni la acusación particular se oponen a que la condena de prisión quede en suspenso durante tres años, periodo en el que M.G. no podrá volver a delinquir y deberá respetar las medidas de alejamiento y libertad vigilada.
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