BURGOS, 3 de junio - La seguridad en el Centro Penitenciario de Burgos se ve comprometida tras la fuga de dos internos, quienes lograron escapar mientras participaban en una de las etapas del Camino de Santiago. Este incidente, confirmado por fuentes de Instituciones Penitenciarias y voluntarios vinculados al penal, ha levantado serias inquietudes sobre los protocolos de supervisión de los reclusos.

Según informan las autoridades, los fugados se esfumaron en un momento no especificado durante la actividad al aire libre, que es común a lo largo del año para internos seleccionados que cumplen sus penas en esta prisión. Estas salidas controladas están diseñadas con el propósito de fomentar la reinserción social, una práctica que ha demostrado ser útil en el pasado, aunque la reciente fuga pone en tela de juicio su efectividad.

El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria no solo supervisa, sino que también aprueba estas actividades regresivas que, hasta el momento, se habían llevado a cabo con éxito en 14 ocasiones este año y 48 en 2024. En cada una de dichas experiencias anteriores, los reclusos habían regresado a sus celdas como se había previsto.

Un equipo de voluntarios de diversas organizaciones, incluyendo fundaciones y grupos religiosos, ha estado apoyando estas iniciativas. Sin embargo, tras el incidente de la fuga, se ha decidido suspender todas las salidas y permisos hasta que se esclarezca la situación. Algunos de los voluntarios expresan su preocupación, argumentando que esta medida punitiva castiga a quienes siguen contribuyendo positivamente al programa, señalando que las acciones deben ser justas y no ejemplares.

Con una semana transcurrida desde el hecho, el paradero de los escapados sigue siendo un misterio. Esta situación plantea interrogantes cruciales sobre la implementación y efectividad de los programas de reinserción en el sistema penitenciario español.