Crónica Castilla y León.

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Investigación global con participación de la ULE demuestra que la contaminación perjudica la salud mental.

Investigación global con participación de la ULE demuestra que la contaminación perjudica la salud mental.

LEÓN, 25 de agosto. Recientes hallazgos científicos revelan que la exposición continua a contaminantes del aire, como el dióxido de nitrógeno y las partículas suspendidas, no solo compromete la salud física, sino que también puede tener efectos negativos profundos en el funcionamiento cognitivo y en la estructura del cerebro a medida que las personas envejecen.

Un equipo de investigadores de renombre, liderado por Jorge Arias de la Torre de la Universidad de León y del King's College de Londres, ha contribuido a un estudio internacional publicado en la notable revista 'The Lancet Healthy Longevity'. Este análisis se centra en una cohorte de británicos nacidos en 1946, conocida como NSHD, que ha sido seguida durante varias décadas.

La investigación abarcó a individuos de mediana edad, específicamente aquellos entre 45 y 64 años, y examinó sus niveles de exposición a contaminantes como el dióxido de nitrógeno (NO2), los óxidos de nitrógeno (NOx) y las partículas finas (PM10 y PM2.5). Posteriormente, los participantes fueron evaluados entre los 69 y 71 años en cuanto a su capacidad cognitiva y estructura cerebral, utilizando pruebas de memoria y resonancia magnética para análisis más profundos.

Un enfoque innovador permitió a los científicos combinar datos ambientales con neuroimágenes, facilitando un análisis exhaustivo de cómo la exposición crónica a estos contaminantes influye en la salud cognitiva durante la adultez avanzada y en la vejez.

Los resultados del estudio son alarmantes: una mayor exposición a altos niveles de dióxido de nitrógeno y partículas en suspensión durante la mediana edad se correlaciona con un procesamiento mental más lento y un deterioro cognitivo significativo en etapas posteriores de la vida. Además, se observó que las concentraciones elevadas de óxidos de nitrógeno estaban asociadas con una reducción en el volumen del hipocampo, y la exposición a otros contaminantes se vinculaba con un incremento en el tamaño de los ventrículos cerebrales, un indicador de atrofia cerebral.

Estos descubrimientos subrayan la noción de que la contaminación del aire tiene repercusiones duraderas sobre la salud cerebral, además de sus conocidos efectos negativos sobre la salud física. De acuerdo con los autores del estudio, es imperativo que se tomen medidas enérgicas hacia políticas que limiten las emisiones, considerándolas como una estrategia esencial de salud pública para preservar las funciones cognitivas a largo plazo.

El estudio, titulado 'Associations between life course exposure to ambient air pollution with cognition and later-life brain structure: a population-based study of the 1946 British Birth Cohort', resalta la urgencia de abordar este problema de salud pública de manera proactiva.