VALLADOLID, 10 de enero. La provincia de Castilla y León ha visto una llamativa caída en su Índice General de Producción Industrial (IPI), que disminuyó un alarmante 9,3 por ciento en noviembre de 2024 comparado con el mismo mes del año anterior. Esta cifra contrasta notablemente con el descenso general en España, que fue de un 3,4 por ciento, lo que significa que Castilla y León se sitúa en una posición crítica, mostrando una diferencia de 9,9 puntos frente a la tasa de producción nacional, que ha registrado su mayor caída desde agosto. Esta desalentadora noticia ha sido divulgada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado viernes.
Este descenso coloca a Castilla y León como la segunda comunidad autónoma con el peor desempeño industrial del país. Mientras que cinco regiones han mostrado un crecimiento en su producción en comparación con noviembre de 2023, las doce restantes, incluido Castilla y León, han experimentado una merma, destacándose además Cantabria, que ha sufrido un descenso del 10,4 por ciento, evidenciando una tendencia preocupante en el sector industrial de la región.
A pesar de este panorama sombrío en noviembre, es importante resaltar que, en el acumulado del año 2024, la producción industrial de Castilla y León ha aumentado un 4,5 por ciento, superando así la media nacional, que se sitúa en un leve 0,5 por ciento. Este contraste sugiere que, aunque el último mes ha sido particularmente duro, la producción durante el año ha presentado un saldo positivo en la comunidad.
A nivel nacional, el descenso de noviembre marca el fin de un ciclo de dos meses consecutivos de crecimiento en la producción industrial, que había mostrado aumentos del 0,2 por ciento en septiembre y del 6,5 por ciento en octubre de 2024. Este retroceso pone de manifiesto que, a pesar de algunos signos de recuperación, los desafíos siguen siendo significativos para la industria del país.
La disminución interanual en la producción industrial en noviembre fue impulsada por una reducción en todos los sectores, siendo los bienes de equipo y los bienes de consumo no duradero los más afectados, con caídas del 5,7 por ciento y del 3,1 por ciento, respectivamente. Esto sugiere una falta de confianza del consumidor y un posible enfriamiento en la inversión empresarial.
Por último, al corregir por efectos estacionales y de calendario, el IPI de noviembre muestra una reducción del 0,4 por ciento en comparación con el mismo mes de 2023, lo que representa una caída de 1,9 puntos respecto a octubre y el mayor descenso desde marzo, cuando se registró una disminución del 1,8 por ciento. Estos números revelan una tendencia preocupante que podría tener implicaciones más amplias para la economía regional y nacional si no se implementan medidas efectivas para revertir esta situación.
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